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domingo, 25 de marzo de 2012

Los 'mejores' fumadores del fútbol

Cuando a Johan Cruyff, en su época de entrenador, le pidieron su opinión sobre los futbolistas fumadores a su cargo, el holandés fue tajante: "Si son tan buenos como yo, que hagan lo que quieran". No era ningún secreto que 'El Flaco' era un fumador habitual en los tiempos en los que se vestía de corto. Aunque su relación con los cigarrillos nunca le impidió mantenerse en el grupo selecto de la élite futbolística. Nada que ver con el caso de Coentrao esta semana. El portugués, que aterrizó en Madrid este verano, venía del Benfica, y su 'polivalencia' hizo que Florentino Pérez desembolsase 30 millones de euros por él. Sin embargo, no solo no ha demostrado su valía -de momento- en el equipo blanco, si no que se ha dejado ver pitillo en boca por un local de copas cercano a Torrelodones.

Para ganarse el privilegio de 'saltarse las normas' hay que ser un fuera de serie. Son muchos los profesionales pertenecientes al deporte 'rey' que se han visto sorprendidos fumando en algún lugar público. Aunque generalmente, los 'pillados' siempre han sido jugadores de talla mundial, a los que poco se les podía reprochar por su vicio al tabaco. Di Stéfano fue el primer astro en dejarse ver con un pitillo en la boca. 'La Saeta Rubia' incluso llegó a ser la imagen de una marca de cigarrillos, Lucky Strike.

Otro viejo conocido del club 'merengue', Prosinecki, también se dejaba ver fumando sin ningún tipo de pudor. De hecho, reconoció que consumía dos paquetes diarios. El croata además sentenciaba que el 50% de los futbolistas fuman, pero no lo reconocen. "Me relaja y nadie vive 100 años. Porque deje de fumar no voy a correr más. Miren a Romario en qué forma está. ¿Es que él no sale por las noches?", se defendía el centrocampista. Otra frase para la historia la dejó Mágico González: "No soy un atleta. Soy un artista del fútbol", dijo cuando explicaba que no podía vivir sin su cajetilla de tabaco.

Caladas y ruletas

Sin embargo, el tiempo, como el fútbol, avanzó. Las contraprestaciones del tabaco eran cada día más palpables. Aunque eso no hizo que muchos grandes futbolistas se fumaran un 'cigarrito' a sabiendas de que el tabaco era perjudicial para su salud. De Maradona, pasando por Futre, hasta Stoichkov, que incluso celebró alguno de sus goles simulando dar caladas a un pitillo imaginario. Los 'brasileiros' eran también grandes aficionados a este vicio. Romario, Roberto Carlos, Adriano o Ronaldo Nazario se han dejado ver sin ningún tipo de remordimiento cigarrillo o puro en mano.

El astro francés Zinedine Zidane también fue 'cazado' mientras estaba rodeado de humos a lo largo de su brillante carrera. Sus ruletas y su temple a la hora de saltar al terreno de juego no parecían verse afectados por las caladas que le hubiese dado minutos antes del choque. Varios médicos expertos -y en concreto J. Majavacas - han declarado que el rendimiento del deportista baja de manera "considerable". Sin embargo, la mayoría de los profesionales hacen caso omiso a estas recomendaciones.

Y en el fútbol moderno no cambia la tónica. Al igual que Coentrao, muchos otros futbolistas contemporáneos han sido 'pillados'. El verano pasado, su compañero de equipo, el turco-alemán Özil fue fotografiado fumando en un yate en Ibiza. Pese a que el mediapunta se defendiese alegando que todo era motivo de una apuesta, fue sancionado por el Real Madrid. Como él, Piqué fue sorprendido con un puro entre los dedos en sus vacaciones. Los momentos de ocio y relajación de los futbolistas son los más propicios para que éstos se descuiden y den rienda suelta al 'vicio'. El portero internacional italiano Bufón también fue inmortalizado en la playa con un cigarro. Al igual que éste, Rooney se dejó ver en una piscina nada libre de humos.

Se saltan las normas. Pero han sido o son los líderes de sus equipos. Sus botas atesoran una calidad superlativa que los hacen indiscutibles para sus entrenadores. La historia nunca se acordará de sus 'malos humos' si no de sus goles. Ellos, pueden. Sin embargo, Fabio Coentrao, recién llegado como quien dice a esto del fútbol, no solo no cumple las expectativas por las que se le contrató, sino que se salta los estatutos de su club. Y él, de momento, no está a la altura de las grandes figuras que se podían permitir el lujo de relajarse a la luz de un cigarro encendido.

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